miércoles, 15 de febrero de 2012

Cuando se empieza por el final

 Me dijeron la dirección correcta y por dónde tenía que ir para llegar a su casa; y, me levanté.  Y salí corriendo, como siempre hacía. Cuando al fin llegué. llamé a la puerta y apareció ella. Me dio un abrazo, como siemprte hacía, y justo nada más cerrar la puerta, llamaron otra vez, y apareció un niñito muy lindo parecido a ella.
“- ¿Quién es?-“ Le pregunté
“-Tu hijo-“ Me contestó
Me sorprendí mucho cuando me lo dijo, pero en el fondo me alegré mucho.
Decidimos, ella y yo, irnos a vivir a mi caso donde había vivido desde la infancia con mi Mamá.
Pero, para eso, tendremos que empezar desde el principio.
Un buen día, el mismo día que decidí hacerle una visita a mí mejor amiga, Jenny, me senté en la parada del bus a esperar al que necesitaba, cuando una señora muy maja se sentó a mi lado. Entonces, empecé a hablar y ella se quedó escuchándome cuando le contaba todo lo que me había ocurrido en la infancia y a mi mejor amiga Jenny, mi mejor amiga en el mundo.
Me protegía y me quería. “Yo también la quería a ella mucho”, le decía a la desconocida. Su padre también la quería, creo yo, aunque a Jenny no le gustase lo que le hacía. Siempre le estaba dando besitos y abrazos; entonces, ella se escapaba a la finca de al lado de su casa a rezar.
“- Yo siempre la acompañaba. Y me mandaba decir lo mismo que ella:
“Por favor Dios, dame alas para volar y ser libre”.
Esa fue nuestra infancia-“le dije a la señora. Esta se levanto, se despidió y se fue. Pero no me había quedado solo, porque una anciana estaba escuchándome; entonces, seguí con mi vida.
Le conté que Jenny y yo nos separamos pero seguíamos manteniendo el contacto. Yo terminé en el ejército y ella actuando, como quería. Entonces un día la fui a ver.
No solo estaba yo si no que había un montón de chicos que le lanzaban cosas y le pegaban, entonces me enfadé y fui a protegerla.
“- La echaron-“le dije a la anciana.
Jenny estaba muy preocupada. Fue cuando íbamos caminando que se subió al bordillo de un puente, pero al final se bajó.
Yo terminé en la guerra de Vietnam. Estaba solo. Pero al poco tiempo ya me había hecho amigo de un vendedor de gambas, Buba, que también estaba de servicio y de un general.
Buba que, era mí mas mejor amigo, murió y mi general se quedó sin piernas.
“- A mi me dieron un balazo en el pompis-“Le dije a la ancianita y ella me devolvió una sonrisa.
Cuando volví de Vietnam, me llevaron a hablar a un sitio extraño, con gente también extraña, sobre la guerra. Y, allí, estaba Jenny. Salió corriendo de la multitud, gritando, y la vi.
También al volver de la guerra me volví mariscador, como le había prometido a Buba en Vietnam.
“- Llevé una de las empresas más importantes de los EE.UU.-“Y un señor que se había sumado a la conversación se levanto y se fue riendo con cara de sorprendido, pero yo no había dicho nada gracioso.
No volví a ver a Jenny.
Me volví a casa con mi madre, y a los pocos días se puso enferma, entonces me dijo que se iba a morir pero que no me preocupase, porque se iba a un sitio mejor que este.
Un buen día por el jardín de mi casa apareció Jenny, que venía para quedarse conmigo. Pasamos unos días muy felices. Un buen día le pedí que se casase conmigo. Se sorprendió pero me dijo que no sabía amar.
Esa noche vino a mi habitación y me beso. Estuvimos toda la noche así. Al día siguiente, cuando me desperté, ya no estaba.
Como no sabía qué hacer me puse a correr. Estuve corriendo durante 2 años y mucha gente se me sumaba y corríamos todos sin un motivo especial, aunque la gente creía que lo hacía por algo. Un buen día paré de correr y volví a casa.
“- Creo que decepcione a mucha gente-“Le dije a la ancianita que aun seguía conmigo.
Cuando llegué a casa había un montón de cartas en mi buzón. Pero realmente la que me importó mucho fue la de Jenny que me decía que la fuese a visitar.
“- Por eso estoy aquí-“Le dije a la señora.
Le pregunté a la señora si conocía la dirección. Entonces ya volvemos a donde empezamos.
Al saber que era mi hijo, el niño que entraba por la puerta, Jenny y yo decidimos irnos a vivir a casa de mi madre, porque Jenny me dijo que estaba malita. Tenía SIDA.
Antes de que Jenny se muriese nos casamos, y vivimos una vida muy feliz. El día que se fue decidimos enterrarla en el jardín. Lloré mucho. Incluso ahora.
Entonces fue cuando me vino la frase que siempre decía: “Por favor Dios, dame alas para poder volar libre”. Ya lo eres Jenny.
                                                                              Forrest Gump

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