sábado, 5 de noviembre de 2011

Mis primeros recuerdos en la escuela

Yo empecé el colegio cuando tenía 3 años en el colegio de las Mercedarias. Mi primera profesora fue una monja muy amable, aunque ella ya era mayor. Ya no recuerdo si había llorado aquel día pero seguramente sí, como cualquier niño o niña de 3 años que lo separan de su madre y lo llevan a una clase de niños desconocidos; además, te dejan solo con una señora vestida con un jersey y una falda de color azul marino y con “una cosa rara” encima de la cabeza, la toca propia de las monjas. Quizá el primer día de la escuela, para un niño pequeño, es el día más horrible que puede haber.
No recuerdo muchos días, pero poco a poco, yo sabía que no iba a haber más días de sol; todos y cada uno de ellos eran de un color grisáceo, y yo tenía que llevar ese chaquetón con el que tan incómoda me sentía.
Se acercaba el tiempo de Navidad y un día llegué a clase y me encontré con un portal de Belén lleno de brillos y de colores llamativos, donde todos mis compañeros se amontonaban para poder verlo.
En mi colegio había clases por la tarde, y un día, nos llevaron al salón de actos. Iba asustada, agarrada a mi madre y siguiendo a mis compañeros de clase. Quizá, ya me había dado cuenta de que algo no era normal cuando mi profesora dejó pasar a las madres a nuestra “gran” clase. Cada vez nos acercábamos mas al salón de actos donde se oían canciones navideñas: villancicos. Íbamos por pasillos oscuros y, de repente, llegamos a una puerta de donde salía una luz amarillenta. Entré allí agarrada a madre… Y los vi. Allí sentados estaban los Tres Reyes Magos, sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar. Nos habían llevado a hablar con ellos. La ilusión de todo niño, poder hablar con las tres personas que te traen regalos, sin saber muy bien por qué; pero, quizás, ese no era mi sueño todavía. Para mí, eran tres desconocidos, con barbas largas, acicaladas y llenas de rizos; además de gordos, lo cual, me impresionó. Me sentía el ser más indefenso frente a ellos. Me asusté, y como consecuencia, agarre a mi madre, con toda la fuerza que un niño de tres años puede tener, y me puse a llorar desconsoladamente. Finalmente conseguí sacarme una foto con Melchor; él me obsequió con caramelos, pero, frente a él, me había quedado muda.
Pasaban los días y poco a poco se iban haciendo más alegres. Cuando iba al colegio siempre había alguna mariposilla revoloteando por allí y, a mí, me sorprendía mucho verlas. Hasta que, por fin, un día llegó el verano y se acabaron las clases.
No me acuerdo del último día de clase. Quizá no fue muy especial, pero todos me decían: “¡Que mayor, ya! ¡Ya vas a ir a cuatro años!”. Pero yo, en realidad, me seguía sintiendo pequeña frente a un colegio tan grande.


9 comentarios:

  1. Muy bien. El recuerdo de los gordos reyes magos es estupendo. ¡Pobres padres y profes! Ellos preparando la visita de los reyes con toda ilusión, y Luzdelunita llorando y abrazándose desesperada a su madre. Aunque también pobre Luzdelunita, muda de miedo con Melchor).

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  2. Es muy bonita y cuenta muy bien ese miedo hacia
    los reyes magos unos hombres gordos y barbudos que no sabes muy bien que hacen alli.

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  3. Estimada señorita Luz de Luna:
    Sepa usted que ya me he enterado (por fin) de que ha comentado en mi redacción, y lo que es más importante, que le ha gustado.
    Quería decirle también que la suya es de una capacidad excepcional. Me ha encanado el momento del recuerdo de los reyes magos (a mí tampoco me hizo nunca mucha ilusión su visita, y me dejaron completamente roto cuando supe que hablaban en gallego).
    Desde el anonimato,
    un compañero suyo.

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  4. Hola Luz de Luna tu me conoces, pero no sabes quién soy.Te dare una pista soy una persona que es más cercana a ti de lo que tu crees . Si piensas en mi nombre de escritor averiguaras quién soy.

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  5. Sospecho que sabes quién soy .¿Puedes hacerte mi seguidora?

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  6. Ha por cierto tu redacción esta muy bien.

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  7. Me ha encantado tu redacción,y la última frase expresa una sensación que yo también sentía...
    Los Reyes Magos que iban a tu colegio debían ser los mismos que los del mío, porque también me asustaban !

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